- Dr. (Doctor) Querida Señora Linek ¿Qué piensa usted ahora de su larga vida, viéndola en retrospectiva, ¿fue una vida hermosa?
- P. (Paciente) ¡ah! Señor profesor, debo decirle realmente que fue una buena vida. La vida era tan bonita y que debo agradecerlo al señor todo lo que me regaló, asistí a teatro, fui a concierto. Sabe usted la familia en cuya casa serví en Praga, hace muchas decenas de años, con frecuencia nos llevaba a conciertos y ahora tengo que agradecer al señor toda esa cosa hermosa.
- Dr. Usted habla de experiencias muy bonitas, señora Linek. Pero, ¿no se acaba eso ahora?
- P (pensativa) Sí, todo eso se va acabar ahora.
- Dr. Dígame usted señora Linek ¿cree usted que con eso va quitarse del mundo todas las cosas bonitas que usted experimentó? ¿qué ha perdido su validez? ¿qué se convirtieron en nada?
- P. (Todavía pensativa) Esas cosas hermosas que yo viví...
- Dr. Dígame señora Linek. ¿Puede alguien que no haya sucedido la felicidad que usted vivió? ¿puede alguien extinguirla?
- P. Tiene usted razón señor profesor, nadie puede hacer que no haya existido.
- Dr. ¿O puede alguien extinguir la bondad que usted encontró en su vida?
- P. No tampoco nadie puede hacer eso
- Dr. ¿puede convertir en nádalo que usted logró y alcanzó con su esfuerzo?
- P. Tiene usted mucha razón señor profesor, nadie puede quitar eso de la realidad.
- Dr. ¿puede aniquilar alguien lo que usted soportó con valentía y entereza? ¿puede alguien sacar eso del pasado? ¿de ese pasado en el que usted lo ha rescatado en el que usted lo ha cosechado y guardado? ¿en el que usted lo ha reservado y almacenado?
- P. (conmovido ahora hasta las lagrimas) Nadie puede hacerlo. Nadie. (después de una pausa) ciertamente he tenido que sufrir mucho. Pero también me esforcé para aguantar los golpes que me dio la vida. ¿comprende usted?, señor profesor. Yo creo que el sufrimiento es un castigo. Porque creo en Dios.
- Dr. Pero dígame, señora Linek, entonces el sufrimiento ¿no puede ser una prueba? ¿no puede haber sucedido también que Dios haya querido ver como soportaba la señora Linek?
Y al final tal vez tuve que conceder que ciertamente lo había soportado con valentía. Y ahora dígame usted: ¿qué piensa usted ahora, puede alguien hacer que no haya sucedido esas cosas que usted hizo?
- P. No, nadie puede
- Dr. Eso ciertamente permanece ¿o no?
- P. así es, eso permanece
- Dr. Sabe señora Linek. ¡No solo hizo bien toda esa suerte de cosas en su vida, sino que además sacó partido de esos sufrimientos. Y en ese aspecto usted es un ejemplo para nuestros pacientes. ¡Felicito a sus compañeros del hospital porque la pueden tomar como ejemplo.
En ese momento sucedió algo que nunca había sucedido en una conferencia: Los 150 oyentes, estallaron en un aplauso espontaneo.
- Dr. Mire señora Linek, este aplauso es para usted, le aplauden a su vida que fue una sola gran realización. Puede estar orgullosa de su vida y que pocos hombres pueden estar orgullosos de su vida. Podría decir señora Linek que su vida es un monumento que ningún hombre puede suprimir de la realidad.
Lentamente salió la anciana de la sala de conferencia y una semana después murió. Sus últimas palabras registradas en su historial medica fueron las siguientes: "Mi vida es un monumento, dijo el profesor a los estudiantes en la sala de conferencias por lo tanto mi vida no fue inútil"
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Frankl, Victor E. (1978) Psicoanálisis y Existencialismo. E.d. FCE
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