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martes, 4 de marzo de 2014

EL ROBLE Y EL MAR.....

Mis raíces son muy profundas – dijo el roble mirando al suelo – sin embargo me gustaría conocer el mar, descansar mi tronco en la arena y mojarme las hojas en el agua salada, flotar un rato a la deriva, estirar mis ramas y dejar que el oleaje adolescente me maree. ¿Es el mar más viejo que yo? Si nadie sabe la respuesta me atengo a las consecuencias y me quedo con una duda más; las dudas se me acumulan; será porque soy un árbol que nadie me responde, pero los árboles también tenemos dudas, sobre todo los robles.


Dicen que en la playa el aire tiene olor a mar y hay un viento chismoso que hojea descaradamente los libros de los bañistas ¿tendrán que ser necesariamente libros o el viento podría pasar a través de mis hojas, intentando leer mis pensamientos?; ¿La corteza se broncea? Si voy a la playa quiero agarrar un color playero; voy a traer arena en los nidos que los horneros han construido en mis ramas y escuché que se pueden recoger conchitas, no sé qué son pero quiero traer algunas también; me voy a tirar en la arena con el tronco mojado y voy a jugar, voy a jugar a que el viento me vuela como a un granito de arena… pero mis raíces son muy profundas. 

“Los robles no van a la playa” escuché una vez, pero tengo la duda, porque los árboles también tenemos dudas, sobre todo los robles.


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